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El Todopoderoso Contralor

El 27 de octubre de 2017 hubo un giro narrativo en la historia del Todopoderoso Contralor. Aquel viernes, la institución bajo su mando notificó al entonces vicepresidente de la República, Jorge Glas, sobre su destitución del cargo.


Según la Contraloría General, Glas participó en un perjuicio millonario al Estado. La Fiscalía calcula que fue de 28,4 millones de dólares en la adjudicación del contrato de explotación petrolera del bloque Singue.


La decisión activó una cadena de acontecimientos, como la destitución y el posterior encarcelamiento de Glas por peculado. Este hecho permitió al Gobierno de Lenin Moreno quitarse de encima a quien tenía el encargo de mantener ‘alineado’ al Presidente y reemplazarlo si se atrevía a desoír las disposiciones del expresidente Rafael Correa, atrincherado en Bélgica.

Con el exvicepresidente fuera de juego, llegó la ruptura en Alianza País, la inclusión de fuerzas políticas de oposición en el círculo de poder del Régimen para lograr la gobernabilidad y la promesa de hacer una cirugía mayor a la corrupción.


Así se allanó el camino para promover la Consulta Popular de 2018, que permitió el cambio de las autoridades en el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. Luego, la elección de nuevos titulares en casi todos los organismos de justicia, control electoral, político y administrativo que respondían al correísmo.


El único que se salvó fue precisamente el Todopoderoso Contralor, quien facilitó aquel proceso de ‘descorreización’. ¿A cambio de qué? Ahora se sabe que por un blindaje político y el poder necesario para presuntamente tejer una red de sobornos que se investiga en la actualidad y por la cual permanece detenido.


La presión del Departamento de Justicia de los Estados Unidos y su intervención en el caso hizo insostenible la situación y obligó a que la Fiscalía actúe. Su reciente detención, consecuentemente, alteró a quienes permitieron que se convierta en ese verdugo a conveniencia.


No sería extraño que ellos/as traten de evitar a la justicia repitiendo el libreto que llevó inicialmente al Todopoderoso Contralor a la cúspide. Es decir, llegando a un acuerdo con la ‘Cabeza de Turco’ para que no delate al resto, influyendo para que se designe un reemplazo que cubra las acciones y omisiones de los involucrados y desviando la atención pública hacia otros casos con la ayuda de ‘periodistas’ y medios que reproducen cualquier filtración, a cambio de ‘likes’ y un lugar en la farándula digital.


Evitar que eso ocurra es indispensable. La Corporación Participación Ciudadana ha hecho un plausible exhorto a la actual contralora subrogante para que renuncie y permita la gobernabilidad y estabilidad institucional. También ha pedido al Consejo de Participación Ciudadana que inicie el proceso de nombramiento de un nuevo Contralor y que las autoridades de justicia obren con independencia.


De lo contrario, el país corre el riesgo de que un nuevo Todopoderoso Contralor emerja a la medida del poder de turno, en pleno cambio de Gobierno.


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