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La segunda vuelta de Lasso

Los ecuatorianos acudieron seis veces a las urnas para elegir Presidente y Vicepresidente de la República, desde 2002. En cuatro de esas ocasiones hubo segunda vuelta electoral.


La constante -si los resultados del Consejo Nacional Electoral son ciertos- es que el candidato ganador de la primera vuelta, también fue el vencedor de la segunda vuelta electoral, con excepción de Rafael Correa.


Quien estuvo más cerca de revertir esa tendencia fue Guillermo Lasso, en la elección pasada (2017). Lenín Moreno, entonces cobijado por Alianza País y Rafael Correa, logró una diferencia de 11,27 puntos porcentuales a su favor en la primera lid. No obstante, la distancia se acortó a 2,32 en la segunda vuelta electoral.


Lasso creció 20,75 puntos en ese momento, lo que fue un mérito. Moreno apenas alcanzó 11,8 más que en la primera vuelta. Pese a ello, los números no alcanzaron para que la balanza se inclinara a favor de quien en ese momento representaba una alternativa real al modelo que había gobernado el país durante más de una década.


A pocos días de que arranque la campaña electoral por la nueva segunda vuelta electoral en Ecuador, Lasso tiene un reto mayor que en la elección pasada. La diferencia que existe con Andrés Arauz es mayor a la que tuvo en su momento con Lenin Moreno. Son 12,98 puntos porcentuales.



Los votos obtenidos por el representante de CREO en primera vuelta son menores a los logrados en las elecciones de 2017 y 2013. Él pasó a la segunda vuelta en la última elección con 2.652,403 votos y en febrero pasado bajó a 1.830,172 votos.


Además, Lasso lidia con el fantasma de un supuesto fraude electoral que, si bien no ha sido demostrado, se quedó en la retentiva del elector que votó en primera vuelta por otras opciones; principalmente Yaku Pérez y Xavier Hervas.


Es un error pensar que ese elector, que se siente asaltado e indignado, traslade su apoyo a Lasso. Preferirá anular su voto. Lo que caracteriza a esa población es que busca algo que sea distinto al correísmo y al anticorreísmo. Pide a gritos una renovación política, que los candidatos hagan propuestas diferentes y que estén más a tono con los temas que mueven a los jóvenes.


Es difícil que Lasso, en el poco tiempo que le queda, haga ‘clic’ con ese electorado porque se trata de un asunto de fondo y no de forma. Va más allá de convertirse en una estrella de TikTok. Arauz tampoco tiene oportunidad de lograrlo, sin embargo, este último tiene una ventaja cuantitativa; su voto duro le alcanza para ganar.

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