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Prolijidad política

Somos dignos hijos de la época en que vivimos. La impaciencia, la ira, la ansiedad, la premura, nos rebasan. Cada día, cada minuto, cada segundo. Todo tiene que ser de inmediato; para ayer.


Queremos aprender sin leer un libro completo. Bajar de peso, pero sin cambiar los hábitos de salud. Alcanzar resultados, sin considerar el proceso, el trabajo y el tiempo que eso conlleva.


Sucede en nuestra vida cotidiana y también en la política. Al construir una ley importante para el país, al impulsar un proceso de fiscalización o cuando se emprende un diálogo nacional.


Se nos ha extraviado la noción de lo que cuesta conseguir las cosas. Nos urgen resultados inmediatos a problemas que, por su complejidad, requieren mayor atención, trabajo y tiempo.


Hay políticos que son más técnicos y entienden y saben esquivar con habilidad la tentación populista de apelar al inmediatismo para ‘quedar bien’ con la ciudadanía, la opinión pública o la administración a la que se deben. Diferencian claramente entre las acciones que se pueden conseguir a corto, mediano y largo plazo, sin comprometer los resultados deseados. Son los imprescindibles.


Pero también hay quienes por congraciarse cometen errores que ellos y la propia ciudadanía pagan. Yerros que representan un perjuicio para el Estado ya sea por omisiones de carácter jurídico, político o técnico.


En una verdadera democracia, una decisión consciente y acertada sobre políticas públicas encarna tiempo. Debe ser participativa, incluyente, técnica, ética, apegada a la ley y sostenible.


En un modelo totalitarista, en cambio, donde el caudillo impone sus intereses, la agenda partidista o su capricho, las decisiones son más rápidas. Pero... ¿a qué costo? Ecuador tuvo suficiente de improvisación, vulneración de derechos, elefantes blancos y corrupción durante más de 14 años. ¡El diálogo siempre será la mejor alternativa!


Es verdad que existen problemas que resultan apremiantes para la sociedad. Más aún en momentos en que la crisis económica ha sido acrecentada por la pandemia de la COVID-19 en todos los países.


Sin embargo, siempre será más diligente y responsable ejercer un cargo apelando a la prolijidad de la cabeza democrática, antes que al inmediatismo del hígado populista. Pueden leer también: Electores no devotos Encuestas a la carta

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