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Cada vez importa menos si algo es verdadero

Da igual si se trata de un tema político, económico, internacional o de la farándula criolla. Cada vez importa menos si algo es verdadero o falso. Más aún, en la esfera digital, donde la información circula siempre más fugaz y en libertad.

 

Para un nada despreciable número de audiencia, es más importante si algo coincide con sus creencias y/o sentimientos, que la veracidad misma. Si una persona es hincha de un equipo de fútbol o de un político en particular, por ejemplo, preferirá el consumo, interacción y reproducción del contenido que ratifique esa filiación.

 

Este es uno de los motivos que explican el por qué determinados hechos se difunden tan rápido y de forma tan masiva en la esfera digital. Al punto, incluso, de influir en la conversación pública online y luego también en la discusión que se cuece sobre la mesa, durante la cena, antes de que termine el día.

 

Esta semana ocurrió con el #LlévenmeDeFarra y el #CasoNene. Ambos ocurrieron el mismo día, el jueves 21 de marzo, y pusieron a prueba al presidente Daniel Noboa y a la vicepresidenta, Verónica Abad.

 

Por la mañana, la Fiscalía informó sobre la detención del hijo de la segunda mandataria, por supuesto tráfico de influencias. Se dictó prisión preventiva en su contra, mientras se investiga el caso.

 

Hubo 4.700 usuarios hablando sobre el tema y 8.700 publicaciones en apenas 24 horas, entre las 08:00 del jueves 21 de marzo y la misma hora del viernes 22. Además, una audiencia de 20.8 millones

 

Por la tarde, en cambio, la mecha la encendió El Debate. Ese diario español difundió una publicación en la que se asegura que el presidente Daniel Noboa dio un “espectáculo” en Madrid, durante su visita en enero. Supuestamente, pasado de copas, lanzó billetes al aire y gritó “llévenme de farra”.

 

En solo 24 horas, 13.000 usuarios mencionaron el tema en la esfera digital. Hubo 31.400 publicaciones, con un alcance de 41.9 millones. Los datos fueron extraídos con la herramienta Social Alert, de Golden, y analizados por el equipo de Content Manager Ecuador.


Originalmente publicado en Notimercio, el 23 de marzo de 2024

 

Los comentarios y las opiniones se movieron al vaivén del discurso emotivo y no necesariamente en función de los hechos verificables. Esta es una de las características del fenómeno conocido como posverdad.

 

En palabras de José Antonio Zarzalejos, periodista y exdirector de ABC y El Correo de España, “describe una situación en la cual, a la hora de crear y modelar la opinión pública, los hechos objetivos tienen menos influencia que las apelaciones a las emociones y a las creencias personales”.

 

Así, a quienes les molesta el presidente Noboa, terminaron crucificándolo sin tener mayores evidencias. En contraste, sus fanáticos lo exculparon e interactuaron con las personas que se alineaban con su posición.

 

En el mundo offline, este fenómeno no es tan reciente. Las personas evitan acercarse a las personas que no piensan igual o son críticas. Como si pensar diferente fuera una forma de ataque.

 

Sin embargo, en lo digital, se exacerba debido a los algoritmos de las diferentes redes sociales. El sistema registra y guarda todo lo que hacemos a diario a través de los equipos con conexión a Internet.

 

Aprende de nosotros y luego nos muestra los contenidos que, de acuerdo con esa huella digital preferimos, aunque no hayan sido verificados, contrastados o contextualizados.

 

Se configura, entonces, una perversa burbuja de la cual es difícil salir y, como refiere   Victoria Prego, en su ensayo Burbujas Informativas, se produce una atomización infinita de esas burbujas donde las ideas divergentes no tienen cabida, se alienta las FakeNews y se crea el ambiente propicio para la manipulación interesada.


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